Os contamos dos historias de espionaje con gatos como protagonistas. Parecieran de película, si no fueran reales.
Los gatos espía
Año 1961, en plena Guerra Fría. La CIA estadounidense y la KGB rusa se enfrentan en una batalla silenciosa en la que involucran además a sus respectivos aliados. En ese año varios gatos fueron protagonistas, sin quererlo, de al menos un par de historias que bien podrían ser parte de un guión de película de espías. Comenzamos hoy con los gatos espía de la CIA, uno de sus fracasos más comentados tras la desclasificación de los informes. Dejamos para otro día la faena que le hicieron otros gatos a los espías de la KGB.
Operación «Gatito acústico»
En 1961, la CIA comenzó un programa de espionaje que intentó aprovechar la ubicuidad y sigilo de los gatos en su propio beneficio. En concreto parecieron pensar que un señor con gabardina de cuello vuelto, sombrero y gafas de sol podía resultar sospechoso si se le veía cerca de un par de diplomáticos tratando asuntos de estado, pero… ¿Quién sospecharía de un gato que retoza o se roza contra las patas de la silla? Nombraron a este programa «Operación Gatito acústico«.
Lo que hicieron fue convertir a un gato en un micrófono-transmisor móvil. Así, como suena.
Aunque el uso de animales para asuntos de guerra (sea o no fría) no nos agrada, es de reconocer que la elección del gato para sus objetivos de espionaje tuvo fundamento, si bien no fue acertado del todo como veremos más adelante. Insertaron quirúrgicamente un transmisor con batería en el pecho del animal, la espina dorsal y la cola se convirtieron en una larga antena, y el micrófono lo ocultaron en el pabellón auditivo, ¡Que encima se dirigía de forma natural hacia el origen del sonido!
Lo siguiente que hicieron fue entrenar al gato para que se dirigiera de manera discreta hacia el objetivo elegido, algo que sin duda les tuvo que resultar extremadamente trabajoso, teniendo en cuenta que allí no encontraría nada que premiase su obediencia. Una vez en la zona objetivo, el «trabajo» del gato era simplemente actuar como un gato, pasearse o permanecer, mientras los agente de la CIA recibían los sonidos desde la típica furgoneta que todos hemos visto en las películas.
El primer problema que se encontraron en este programa es que el gato tendía a distraerse buscando algo de alimento, en vez de posicionarse tranquilamente cerca de los objetivos a espiar. Lo solucionaron a las bravas, con otro implante quirúrgico para inhibir temporalmente la sensación de hambre. En 1966, tras cinco años de pruebas y entrenamiento, cuando consiguieron que el gato se centrara en acercarse al objetivo, decidieron emplearlo en la primera operación real de espionaje: escuchar lo que decían dos agente de la KGB que se iban a reunir en un parque cercano a la embajada rusa en Washington D.C.
La furgoneta de la CIA aparcó en las inmediaciones, el gato fue soltado e hizo diligentemente lo que le habían enseñado: dirigirse sin distracción hacia el objetivo marcado. Tan centrado estaba… que en cuanto se dispuso a cruzar la carretera murió arrollado por un taxi. Los agentes de la CIA se vieron obligados a abandonar discretamente el lugar, y enviar a otro equipo que recogió el cadáver del animal, antes de que algún diplomático ruso pasase cerca y lo descubriera. Otra versión, ofrecida por el entonces director de la oficina técnica de la CIA, niega que el gato fuera atropellado, sino que decidieron cancelar el programa y al animal le fue extraído el material interno, viviendo feliz desde entonces.
Tras cinco años, y entre 15 y 20 millones de dólares gastados, la CIA canceló y abandonó el programa de espionaje con gatos, declarando un informe interno que «los factores ambientales y de seguridad que concurren en el uso de esta técnica en una situación real, nos obliga a concluir que para nuestros propósitos no sería viable», aunque «se ha mostrado que los gatos pueden ser entrenados para recorrer distancias cortas» al parecer el principal escollo que se encontraron fue gobernar a su antojo los movimientos del felino. ¡Que para eso podrían haber consultado antes a cualquier persona que viviera con un gato en casa! :D
Los detalles de esta operación (parcialmente censurados) fueron desclasificados en el año 2001, y en este enlace se puede descargar el informe final de cierre de la operación «Gatito Acústico».
En la segunda parte de este artículo os presentaremos otra historia real, en la que dos gatos molestados en su siesta tiraron abajo una operación de espionaje de la otra parte en la Guerra Fría, la KGB soviética.
[…] la primera parte de este artículo ”Los gatos espía” os presentamos la operación “Gatito acústico” de la […]