Y por «más» nos referimos a «más que a los perros», y «más que a los humanos».
Mi relación personal con el tabaco es de odio. Quienes conocen mi animadversión por el tabaco se extrañan al conocer que yo mismo he fumado alguna vez, y que lo hice… ¡A los 8 años! (una curiosa historia en la que, sí, había una «novia» por medio, y muchas ganas de descubrir nuevos mundos) con una leve, y típica, recaída en la adolescencia. Hoy en día me alegro de que, a pesar esa precocidad, tuve la suerte de no traspasar nunca la frontera del hábito, viendo cómo ese producto ha enganchado a varios amigos que ahora tienen gran dificultad para dejarlo, aunque quieren.
Una vez llegó a mi casa un gato que provenía de otra casa de acogida. El pobre gato olía a tabaco, y mucho, lo que denotaba que en su anterior casa de acogida estuvo en un ambiente muy cargado. Estuvo como dos semanas limpiándose, hasta que se fue el olor de su pelaje. Hoy, cuando me entero de un estudio al respecto, creo que de haberlo sabido hubiera bañado a aquel bigotón. Si sigues leyendo entenderás por qué:
Un estudio de la Dra. Carolynn MacAllister, profesora del Servicio de Extensión Veterinaria de la Universidad Estatal de Oklahoma (EEUU), ha puesto en evidencia el pésimo efecto que el humo del tabaco tiene sobre la salud de las mascotas de la casa. No es el primer estudio al respecto, desgraciadamente animales domésticos son usados en experimentos para, de hecho, estudiar el efecto nocivo del tabaco en humanos, algo que personalmente me parece un poco loco.
Como señala la propia Doctora MacAllister «Si fumar es dañino para el ser humano, tiene sentido que el humo del tabaco tuviera un efecto adverso en las mascotas que conviven con una persona fumadora. El humo del tabaco se ha relacionado con cáncer oral y linfoma en gatos, cáncer nasal y de pulmón en perros, así como cáncer de pulmón en pájaros».
Cualquier mascota es más sensible que el hombre al efecto negativo del tabaco, simplemente por el tamaño de su propio cuerpo, inferior que el de cualquier persona adulta. Se estima que la dosis tóxica de nicotina para una mascota (gato o perro) es de 1-2mg por Kg de peso, mientras que una dosis de 8mg por Kg resultaría letal para el animal. Y aunque es poco probable que una mascota ingiera esa cantidad de un tirón (ojo, que a algunos gatos les atrae el tabaco y pueden llegar a masticarlo), no es menos cierto que ellos se ven más expuestos a los tóxicos ambientales que sus humanos, por el hecho de permanecer más tiempo que ellos en la casa.
Pero algo que nos llama especialmente la atención de este estudio es que revela, además, que los gatos son las mascotas que más afectadas se ven por el tabaco ambiental, debido a sus hábitos de higiene. Como sabemos, los gatos están constantemente acicalándose, lamiéndose el pelaje, y con este mismo gesto ingieren las toxinas ambientales que se han depositado sobre su cuerpo. De este modo, un gesto orientado a la salud del gato se convierte en tóxico si el animal vive en una casa con tabaco en el aire.
La buena noticia es que otro estudio, realizado en EEUU entre 3.300 personas que conviven con mascotas, señala que el 28,4% de los fumadores dejarían de fumar si supieran que el humo del tabaco afecta a sus mascotas, mientras que el 8,7% de los encuestados pedirían a su pareja que dejara el tabaco de conocer este efecto negativo (un 14% les pedirían que, al menos, fumaran fuera de casa).
Ventu va a tener razón… Cc/ Juan Luis Ventura
Yo no dejo a nadie fumar en mi piso para que no le afecte a mis dos gatitos que son mis bebés adorados.
yo… tenía un gato pero se murio por esa razón y fue hoy pero yo no fumaba mi hermano si y es su culpa de el
Yo fumo pero duermo con la puerta del patio avierta y la ventana avierta.y no serca de ella.pero ahora q se lo tratare de evitar adentro de la pieza.gracias.